Una ciencia llamada filosofía.

Ciencia que estudia los métodos para encauzar el pensamiento, que llevan a través del extasiante camino de la lucidez al paraíso de las ideas, al hogar de las elucubraciones donde se enreda la locura y la sensatez.
Asilo de utopías y optimismo, hospicio para la catástrofe y la desconfianza en la raza humana.
Abierto campo de batalla donde la mirada perdida se abstrae para, en un fugaz haz de luz iluminar el sentido, dar razón a lo inexplicable y exprimir lo inédito de lo cotidiano.
Pero allí, en la trinchera de la conciencia, un soldado dispara su mas cruenta arma: los límites de la locura.

Filosofía, ciencia de pensadores, de los más ilustres caballeros del pensamiento.
Agotadora enemiga de las reglas, insaciante aniquiladora de convencionalismos, inconformista por naturaleza. En su extrañeza reside su encanto. Inaccesible a la mediocridad.
Luna inalcanzable en el firmamento de las ciencias, ¿podré algún día mirarte y comprenderte, podré apreciar toda tu grandeza?
Noches enteras llenó de pioneros, de privilegiados. A lo largo de la Historia los fuiste escogiendo uno a uno.
Tímida te escondías y cuando te creían desaparecida el resplandor de tus ojos les devolvía la incesante inquietud, esos repiqueteantes pensamientos, sus sienes a punto de estallar ¡hasta sus corazones hacías desbocar!
Y tras la explosión de verte a la luz de una vela con los ojos abiertos esperando acogerte tu les revelabas tu gran secreto: la grandeza de la mente humana.