Parad, que os necesita el entresuelo
y os ve cerca y vulnerables.
Yo ni siquiera tengo a quién reprocharle esta noche triste,
la más triste del verano.
Ni siquiera a él, que no está para anular mis cosas exagerando las suyas,
para hablar de la pena del mundo y consolarnos con humor sencillo.
Por eso, porque todos sentimos la ansiedad de la desorientación, parad.
Paralizaos durante un instante,
tumbaos en la tierra tibia que os llama a escucharla.
Volcad afuera el torrente rojo que lleváis por dentro
y llorad si os hace falta.
Nadie os verá caer.
Pero sois imprescindibles para levantar toda esta mierda
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