6 de mayo de 2012

Postal

Solíamos mecernos en el trapecio
para que no llegaran a hacernos cosquillas.
En medio de la bruma y el desenfreno.
Al menos, éramos.
Éramos el rasguño de las madrugadas
y el nervio exacto de la inquietud
Éramos también octubre
y los bolsillos traseros  de tus pantalones.

Pero yo fui siempre el desorden
y tú, desde el principio,
el esqueleto erguido del recuerdo.

4 comentarios:

Adrián dijo...

El pasado del verbo ser es tan duro... por eso, como dice J. Guillén: Ser, nada más. Y basta.

Crisandbar dijo...

Ojalá no existieran más tiempos verbales Adrián ;)

Marian dijo...

Hola, pues por aquí tampoco se está nada mal. Me gusta lo que leo/veo.

Me quedo por aquí un rato!!

Crisandbar dijo...

Eres bienvenida =)