Tanto odiaste de mí
que ya no me siento a salvo cuando te recuerdo.
No dijiste adiós
y parece que vendrás de repente
a repetirme esa frase última
que se quedó a llorar conmigo,
en lugar de irse, como tú
con pasos firmes
en dirección contraria.
Me dejaste vestida de tanto, tanto odio
que nadie, nunca, me volvió a querer.
2 comentarios:
Durísimo final para un relato, injusto y sin embargo tan real...y es que ¿quién no ha sentido envenenada hasta el alma alguna vez? por suerte tenemos el poder de regenerarnos, de volver a ser nosotros mismos porque sino...ganan ellos, y no se puede consentir semejante atrocidad :)
Un beso inmenso!!!
Llevaba un tiempo desconectada de los blogs y me ha encantado tu lugar!!! Te sigo desde ya los pasos!!!
Tú lo que eres es mu' guapa
Publicar un comentario