27 de abril de 2011

Día 135

Que amanezca ya si va a amanecer porque no pienso quedarme toda la noche esperando.
Y mira que yo soy paciente y miro el reloj tan a ratos que se me olvida en qué mano lo llevo, pero aunque la rutina sea efímera en Granada, estoy tranquila y no me gusta.
Antes salíamos a la calle, siempre íbamos por la mala sombra. Nos acostumbrábamos a arrollar de lleno las anécdotas para que no se nos aburriera el diafragma. Cada rinconcito nos insultaba e inventábamos debates sobre las cosas estúpidas de la vida.
Ahora todas las cosas son estúpidas y se dan por hecho.
Las semanas desvocadas enseñan y cansan.
No hay mucho que esperar de las calles llenas de gente, excepto las miradas diarias de los mismos, en los mismos cruces, a la misma hora, en los inoportunos semáforos en rojo.
Todos los dias terminan con algún acordeón moribundo que rumia la canción predecible y cansina a descompás con el trajín de Puentezuelas.
Vuelvo a llamarte, echo de menos tu voz.  Menuda idiota....


-"Hoy es siempre todavía,
Toda la vida es ahora.
Ahora es el momento de cumplir las promesas que nos hicimos.
Porque ayer no lo hicimos,
porque mañana es tarde,
Ahora."- Me dices-.




1 comentario:

Gincrispi dijo...

¡Qué gran ciudad Granada! Aunque supongo que con el paso del tiempo cualquier cosa puede llegar a resultar monótona.
Ponte con la física de primero mujer, todo es ponerse... :)

Saludos.