22 de agosto de 2011

Desencuentros

Para colmo el final estaba mal escrito. Las letras borrosas, los renglones sin cauce...
Nada me sorprendió cuando conseguí descifrar aquella maraña propia, cuanto menos, de un médico experimentado.
Estaba en el bando vencido.
Me llevé la mano al pecho de manera instintiva, como para indicarme a mí misma dónde me dolía y me quedé en silencio durante el tiempo suficiente para que jodieran mi cabeza las mil frases condicionales a las que nunca había dado oportunidad.
Para colmo, el sol me hacía derramarme del todo y las cigarras gritaban y la semana se estaba llendo y yo allí, como una desterrada, debajo del abedul que alumbraba de oscuro los metros contiguos.
Esperé.
El vientecillo taciturno se fue llevando los papeles, y mi memoria, trilera, se inventó una historia con algo menos de sentido, para disimular sonriendo a a la vuelta, que había vuelto a perderme.


2 comentarios:

Яaƒ dijo...

Los curioso es que, en los desencuentros, solemos encontrarnos mejor que cuando nos nos perdemos.

Buena rola, por cierto.

Saludos!

Crisandbar dijo...

Será porque desencontrarse quiere decir que antes estabamos encontrados, y perderse, puede uno perderse en un lugar desconocido, donde es más dificil encontrar el lugar.
Un besote! ;)