18 de septiembre de 2011

A la pillar

Vete tú a saber de donde salen las marañas que anulan mis horas de sueño.
Yo no las busco, ni las llamo.
Las tejeré, seguramente, como un desafío a la vitalidad.
Con ojeras y a barlovento sigue en pie la jenga.

No me duermo.

Si me dices como has encontrado esta pieza perdida del puzzle, te doy mi palabra.
Pero no voy a permitir que la repliques, ni que repiques una sola de las campanillas de mi cabecero.
¿Cómo te atreves a hacer trampa?

Nada, que no me duermo.

Ayer te miraba por la escotilla entreabierta y no me explicaba esta migraña jaquecosa tan puta que solo se viene a la cama.
Si yo se que no vales la pena... Qué bien te sienta el azul.
Se va a acabar esta ingravidez esporádica

Ya me ha pillado otra vez el Lorenzo. Me la quedo



1 comentario:

Anónimo dijo...

dormir se puede convertir en un problema..