También entiende de decepción y de desgana justificada.
Tampoco cree en las personas,
ni en el amor,
ni en Dios.
A ella también se le pega la comida
y pierde las tardes en respirar despacio.
También se le desordena la habitación y los planes.
También se le han clavado las distancias,
también odia marcharse.
Pero hoy me ha hecho reir justo al darme los buenos días
y después de cinco frases,
y cada 10 pasos.
Ha venido de nuevo a compartir el sentido que le encuentra a la rutina,
me ha cocinado las mejores lentejas del planeta,
me ha prestado sus buenos recuerdos,
su sofá, sus suministros de sonrisas.
Blanca también tiene miedo,
tampoco entiende nada...
Pero mañana,
cuando vuelva el amanecer rosa sobrevolando el Darro,
dará los buenos días desnuda de tempestades
y abotonándose el carisma con olor a mora,
meterá algo de plomo en sus zapatos nuevos,
me dará la mano y su infinita paciencia me dirá:
"descálzate".
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