19 de junio de 2010

Sátiras (y todos sus ancestros)

Ayer, cuando me desperté, creía que todo seguía como siempre y no, no, aunque tardé un rato en creermelo ya había pasado todo. Como esas pesadillas que te hacen pasarlo tan mal que cuando te despiertas desesperada crees que si vuelves a dormirte seguirás angustiándote. Y, ¡ pocas veces he vuelto a dormirme durante este tiempo!, o mejor dicho, ¡ pocas veces me han dormido! Pero no, esta pesadilla ya no tiene octava, espero, y ahora sí ha llegado el momento de echarme la manta al hombro y pensar en mí por una vez en mi vida. Tengo que hacerme la valiente y tomar una decisión de una vez por todas después de prolongar esto al extremo. Aunque me aterre, aunque sepa que va a ser muy difícil y que no sería raro equivocarme, pero tengo munición suficiente y algún que otro compatriota dispuesto a hacerme un torniquete si me muerde un perro rabioso.
Así que echaré mano de uno de mis impulsos de esos llenos de intuición y como diría mi madre: Si sale con barbas San Antón y si no la purísima Concepción.

Y mientras tanto…un poquito de piscina, de buena música y de desmesura, ¡que ya iba siendo hora!

No hay comentarios: